EL HÁBITO DE LA LECTURA

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Hoy más que nunca, la lectura corre el riesgo de ser vista por los niños como una imposición más de padres y profesores.
El niño puede crecer sin el hábito de dedicar parte de su tiempo a sumergirse en las letras y a enfrentarse con fascinantes aventuras en los mares del sur. Es precisamente en la primera década de la vida cuando las personas pueden adquirir este hábito; en esos diez años se tiene la oportunidad de asimilar para siempre el placer de leer como una necesidad consentida y deseada. Los pedagogos afirman que se aprende a disfrutar de la lectura y, por lo tanto, hay que ser conscientes de que se trata de algo que se puede enseñar. Para ello, es básico el núcleo familiar. Enseñar a leer es la asignatura que los padres deben transmitir a sus hijos, teniendo en cuenta siempre su carácter, motivación, apetencias e intereses. En definitiva, el reto es estimular la curiosidad por los libros.

¿Qué puedo hacer para que mis hijos lean?

- No obligar a leer.
- Crear la biblioteca de casa.
- Visitar librerías y ferias de libros.
- Inculcar la lectura diaria.
- Resolver dudas, sobre todo en el tema de vocabulario.
- No prohibir libros.
- Ser socio de una biblioteca.
- Adaptarse a los gustos.
- Hacer de los libros, temas de conversación.
- Proponer libros de acuerdo a la edad.

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